lunes, 15 de diciembre de 2008

Solidaridad

Varias semanas sin escribir. Y es que este año pasó muy rápido. No se si sólo escucho a quienes sienten lo mismo o realmente es un sentimiento generalizado.Este año pasó muy rápido. Sólo quedan unos cuantos días para cumplir todo eso que me propuse para el 2008, y como siemore estoy atrasada, he llegado atrasada a mi vida.

Tantas cosas han pasado, tantas privaciones, o penas como dice un amigo, porque la pena, en sus palabras, no es más que la privación. Hay tantos temas que quiciera expresar, he sentido tantos cambios... pero no puedo dejar de escribir algunas palabras acerca de la privación más terrible y definitiva a la que me he enfrentado este año.

Con un tiro nos fue arrancado un gran amigo. Se desangró en los brazos de su amor y creo en que murió tranquilo. Pero la idea de que ya no va a aparecer su cuerpo estirado ni va a sonar su voz irregular, que seremos privados para siempre de su presencia física es insoportable. Y es que la muerte es tan definitiva.

Quiciera poder borrar ese hecho, quiciera poder verlo, abrazarlo... pero ya es tarde. Y dentro del dolor de esta privación siento un profundo orgullo por su valentía, su prefecta intuición y su gran logro. Los demás viven, viven hoy gracias a él, que increíble poder regalar vida!

Un asesinato siempre duele, la conspiración que hubo detrás aterra, y los antecedentes hacen inentedible la ineficiencia de un sistema que quiere reformarse. Si bien fui partidaria de las garantías, de un trato humano a los imputados, de no tratar a nadie como criminal sin que esté dictada una sentencia... hoy quiciera degollar a quienes se esconden trás los horribles crímenes que terminaron por arrancar la vida de quien comenzaba la abundancia.

Como se sigue? Como se vuelven a mirar las noticias criminales sin sentir el escalofrío de las noticias de ese día?

Pareciera que darle una razón, un sentido al dolor de esta privación calma todo. Saber que no murió en vano, que salvó personas de gran valor, que le puso fin a una cadena de asesinatos fríos y calculados, que le quitó el precio a la vida de más personas, que nos hizo abrir los ojos, que nos hizo reflexionar y tomar acción cada uno desde donde puede.

Crímines de este tipo no pueden quedar impunes, como ciudadanos no podemos permitirlo, así como tampoco debemos permitir vivir en una sociedad donde pareceira normal portar un arma.

Los medios parecen disfrutar con esta ola de crímines violentos, más morbo, más reiting, imágenes e historias que impactan. Pero la solución no está en el cerco eléctrico, ni en guardar una automática en el velador. Por ese camino sólo se logra mayor violecia, muerte y segregación. Es necesario cambiar de fondo, educar, acoger, incluir a todos en nuestra sociedad. Pero cuando ataca la violencia, cuando alguien saca una pistola a plena luz de día y dispara a matar, no debe considerarse ninguna condena que no sea perpetua. No es posible que existan asesinos que luego salgan bajo fianza. La vida de las personas no tiene un precio, no lo tendrá jamás.

Muchas veces he reflexionado acerca del sistema penitenciario en Chile, la reinserción, los procesos. Pero ahora que me tocó a mi no soy capaz de mirar a los asesinos con piedad, siento que no se merecen nada más que desprecio y soledad, que deben ser privados de todo para sentir el dolor de la privación que nos han dejado.

Sin embargo, ante el odio que nos han impuesto, no debemos responder con odio, sería sólo darle más poder. A veces pareciera que problemas de tal magnitud no pueden ser resuetos por nosotros, y es cierto, resolverlos ahora no podemos. Pero, por muy cursi o de programa para niños que suene, podemos hacer nuestra diferencia en nuestro entorno, siendo más amorosos y más solidarios. Y no hablo del tipo de solidaridad de la teletón, donde la gente se siente magnífica después de ir a donar unas lucas al banco y consumir los productos que colaboran, pero después no tiene problema en pasar a llevar a la gente en la calle... Hablo de la solidaridad que realmente falta en este país, de tener empatía con el prójimo. Poder mirar a la gente a la cara cuando interactuamos, entregar una sonrisa de vez en cuando, pedir permiso para pasar, dejar el carro del supermercado donde no moleste cuando andamos sacando cosas, etc., etc., etc. Esas tantas cosas a las que nos enfrentamso todos los días.

Porfavor seamos todos un poco más Diego, empáticos, solidarios y atentos.