lunes, 26 de noviembre de 2007

La pertenencia



Vuelvo de un fin de semana de excesos...... privada del sueño me abandone a la deliciosa estupidez extrasensorial que provoca la saturación de ciertos sentidos y la privación de privacidad y silencio.
Mi casa esta casi igual como la deje cuando me fui, lo único diferente son unos hongos en un puré instantáneo que quedo ahí en la olla.... con un olor.... uff... los hongos siguen ahí, no me he hecho el ánimo de botarlos. La casa sucia, el canasto de ropa repleto, las plantas medias marchitas, los hongos en la olla... hm, que hacer?? Me vengo a la casa de mi papa a comer algo sin hongos y escribir en esta pieza que me sirvió de casa durante esos 6 meses de construcción. Pero el computador tiene que irse de acá, mis cosas también, y el futón (sofá cama muy de moda que no se como se escribe) donde dormí volara para ser reemplazado por estantes de libros de mi papá... cientos de libros y archivos... y todo rastro de mi estadía acá quedará borrado. Mi desorden, mi música, mi espera se va de acá, a mi casa... el único lugar a donde pertenezco. Y por algún motivo dormí mejor su par de horas en la carpa con punchi punchi a todo volumen que en mi dos plazas con vista a las montañas..... Porque??
He sido privada de la pertenencia.... y sufro los molestos síntomas del síndrome de privación.
Dónde están mis raíces? Mi pasado? Lo que he vivido?? A dónde voy a ir si todo sale mal??
Cajas.... muchas muchas cajas guardan la vida que conocí. Y es que en marzo de este año deje lo único estable en mi vida, mi casa, donde nací y crecí. Primero éramos 5, mamá, papá, hermano, hermana. Hermana se va, papá se va, mamá se va, hermano se va..... y hay que irse de la casa pues, que iba yo a hacer sola allá? Y ni hablar de lo cara que salía..... Y bueno, guarde fotos, cartas, entradas, souvenirs varios, regalitos tal vez inútiles, todo en cajas con etiquetas..... Después estaban los muebles, la mecedora del abuelo de mi mamá, las plantas.... adonde se iba todo???? Hice un cerro de cajas tapadas por un nylon, pensando que cuando estuviera lista la casa las ordenaba.... no podía tirar a la basura toda mi historia..... y si se, si se, eso esta adentro y bla bla bla... no en lo material, pero tengo terror que se va a ir, que con cada cosa que tiro, tiro una parte de mi, y cuando termine de ordenar me da susto que no quede nada. No hay donde guardar, hay que desprenderse... me he volcado a la literatura oriental. Tratando de ver en esto una oportunidad, un crecimiento espiritual, pero quiero pertenencia!!! Quiero una pieza en la casa de alguno de mis papas donde estén guardadas mis cosas.... donde me pueda quedar un par de días si todo sale mal, quiero tener donde volver. Y por algún motivo no me puedo sentir en casa en mi casa.... aunque hay días maravillosos. Bueno tal vez influye el hecho de que la construyó mi ex que desapareció después de cobrar su cheque... Entonces tengo la casa ligada a él, y traté tanto de pertenecer a su mundo, traté traté traté. Parecía sano, tenía una familia tan unida, todos juntitos en una casa grande, con almuerzos familiares y vacaciones juntos, sus amigos de hace siglos, con tradiciones.... seguro de a donde pertenecía, pero no dejaba de hacérseme evidente que yo no pertenecía ahí, tal vez por eso se le hizo tan fácil aparecer con otra mientras seguía construyendo mi casa y tirando comentarios coquetos. Que desgarro.... quedé con un tajo abierto en el pecho, que mostraba moreteado y rasguñado un corazón palpitante y sediento. Y el lugar al que finalmente iba a pertenecer me quedó asociado al desgarro.


Estoy con síndrome de privación.
Necesito pertenecer a algo. Pero parezco no calzar en ninguna parte.

domingo, 18 de noviembre de 2007


La privación

La privación se define como la pérdida de lo que se poseía o gozaba.
El sindrome de privación es un conjunto de síntomas psíquicos y/o físicos que se producen tras la privación repentina de algo que solía consumirse regularmente, por lo general drogas. Cuando hablamos de síndrome hablamos de un cuadro clínico. En la psicología y psiquiatría cuando se habla del síndrome de abstinencia o privación se habla de un cuadro que se caracteriza por la angustia, el desasosiego, náuseas y dolores abdominales, sufridos por un farmacodependiente cuando es privado, voluntaria o involuntariamente, repentinamente de la droga. Los síntomas varían dependiendo del nivel de adicción y del tipo de droga usada.

Sin embargo quiero hacer una diferencia entre la abstinencia y la privación, sin duda alguna son términos similares y apuntan al no consumo de cierta sustancia, producto o actividad. Sin embargo me parece que la abstinencia pasa más bien por una decisión voluntaria, uno se abstiene de manejar cuando toma, de comer grasas y azucares cuando hace dieta, etc. La privación en cambio puede ser impuesta por factores externos. Cuando se termina una relación de pareja uno se ve privado del amor, la vida en pareja y las relaciones sexuales (al menos en el plano afectivo), cuando se instaura un gobierno autoritario la ciudadanía se puede ver privada de ciertos derechos, la libertad de expresión por ejemplo. Tantas veces nos vemos privados repentinamente de algo que estuvo incondicionalmente con nosotros.

La privación puede desencadenar una serie de efectos en personas y/o grupos, que pasan por diversas fases para llenar el vació que deja la pérdida de lo que se poseía, y es justamente a eso a lo que apunta el titulo de este blog, no a el síndrome de abstinencia que se manifiesta al interrumpir el uso de sustancias adictivas, sino al síndrome que causa en todos nosotros vernos privados de algo que necesitamos, añoramos, deseamos o gozamos.

La privación activa mecanismos extraños, desde negación, aislamiento, angustia y miedo hasta manías y euforia.

¿Qué hacer con el vacío que deja aquello que se ha ido?

Tal vez es necesario, de vez en cuando –muy de vez en cuando-, privarnos de aquello que nos acompaña cada día -personas, música, comidas, dormir- para reinventarnos y descubrir el valor que le asignamos a cada cosa. Pero esas horas, días, meses o años de privación, voluntaria o involuntaria, presentan un gran desafío y a la vez una nueva comprensión de nuestros mundos. La privación de esas pequeñas y grandes adicciones cotidianas abre puertas a nuevas realidades y procesos de selección.

Esto no es más que una manera de lidiar con mis propias privaciones.